lunes, 24 de mayo de 2010

05 Tormenta

El fenómeno se repetió otra vez: situado en lo alto, sentí un cambio en la temperatura, la luz se ocultó; teléfono en mano aprecié nubarrones a la distancia, los fotografié de acuerdo a la costumbre y en la pantalla apareció la siguiente imagen:



Se trataba de una tormenta, detenidamente volví a observar el horizonte y ahí estaba la tempestad, aislada en la inmensidad nublada, la amplitud de la visión me había impedido precisar el fenómeno particular.

Era una invitación a ver, a reconocer detalles y calidades en mi materia de observación. Quizá no bastaba con sólo inclinar la cámara, habría que encuadrar atendiendo elementos, formas ahí presentes, en el cielo.




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