lunes, 24 de mayo de 2010

03 Máquina estenopeica

¿Por qué con mi teléfono celular?

Primero porque pretendía que fuera una actividad plenamente inmersa en mi vida cotidiana. No quize utilizar una cámara convencional porque le restaría espontaneidad al proceso, se trataba de voltear al cielo durante mis traslados, en un receso de trabajo o bien al acercarme a cerrar una ventana; en mi experiencia una cámara al cuello me condiciona a la acción, genera una expectativa permanente y lo que buscaba era dejarme sorprender por el firmamento. Trataba que las condiciones me invitaran, percibirlas y no buscarlas.


Hay otra razón: me fascinó la independencia de la maquina en las imágenes detonadoras, la divergencia entre lo que vi y lo que se registró, el escaso control que se tiene sobre la imagen digital capturada por un teléfono socava la predictibilidad asociada con el medio, identifiqué un espacio de incertidumbre difícil de controlar, se trata de un sensor tan pequeño que las diminutas celdas fotosensibles responden en cierta medida al azar.

En mi actividad profesional (registro fotográfico minucioso de obras artísticas), la precisión y la fidelidad son el nombre del juego. Controlo la disposición, calidad e intensidad de la luz, fijo la posición de la cámara de acuerdo a un estricto encuadre, restrinjo al mínimo el margen de error mediante acuciosas técnicas multi-probadas. Se gana mucho en predicción acotando al máximo la sorpresa.
Siempre me atrajo la impredictibilidad de la fotografía estenopeica (http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A1mara_estenopeica). Descubrí que fotografiar con un celular tiene algo de este proceso, salvo por los tiempos de exposición que en el caso de las cámaras pinhole es muy variable y puede llegar a ser prolongado, el resultado obtenido con un celular es impreciso e impredecible.






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